¿La economía japonesa se hundirá en 2035?: una visión del empresario japonés “Horiemon” 2.0

En el artículo anterior, vimos cómo el empresario Horiemon predice que una nueva crisis económica en Japón afectará negativamente a la vida de los japoneses, debido al deterioro de sectores clave. En este artículo, vamos a profundizar en varios aspectos que se verán más afectados:

  • el precio y la disponibilidad de los productos del mar.

Japón es un país afortunado por tener una gran variedad y calidad de productos del mar, que forman parte esencial de su gastronomía. Aunque el consumo de carne ha superado al de pescado y marisco en los últimos años, la cocina japonesa sigue teniendo muchos platos que utilizan mariscos en lugar de carne de res, cerdo o pollo. Algunos ejemplos son el sashimi, el sushi, la tempura, el pescado guisado y el pescado a la parrilla.

Sin embargo, el cambio climático está amenazando esta riqueza culinaria. Debido al aumento de la temperatura del mar, algunas especies de pescado que antes se encontraban cerca de Japón se han desplazado hacia el norte, buscando aguas más frías. Esto ha provocado una disminución en la cantidad de pescado capturado por los pescadores japoneses.

Al parecer, el cambio climático está afectando la distribución de los recursos pesqueros en el mundo. Según algunos estudios, muchas especies de peces han migrado hacia el norte, buscando aguas más frías. Esto beneficia a países como Rusia, que tiene una amplia costa en el Ártico, pero perjudica a otros como Japón, que depende en gran medida de la importación de pescado.

Además de este problema ecológico, Japón también enfrenta un desafío económico. En las últimas décadas, su crecimiento ha sido muy bajo en comparación con otros países asiáticos. China se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo, superando a Japón en el año 2010. Corea del Sur ha alcanzado un nivel de desarrollo similar al de Japón, e incluso ha superado a este país en algunos indicadores como el ingreso medio anual. Otros países del sudeste asiático, como Tailandia y Singapur, también han experimentado un rápido avance económico, acortando la brecha con Japón.

Si esta tendencia se mantiene, Japón podría perder su competitividad y su capacidad de importar productos del mar de alta calidad. Esto implicaría un aumento de los precios y una reducción del consumo de alimentos tradicionales como el sashimi y el sushi. En el futuro, quizás sean otros países como China o el Sudeste Asiático los que disfruten de estos platos con mayor frecuencia que Japón.

  • La venta de inmuebles japoneses se vende a bajo precio

La economía japonesa lleva tres décadas sufriendo una deflación persistente, un fenómeno sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. La causa de esta situación fue el colapso de la burbuja económica a inicios de los años 90, que generó un desequilibrio entre una oferta excesiva y una demanda descendente. Esto provocó una espiral deflacionaria, en la que los precios bajaban continuamente y los salarios se estancaban. Mientras tanto, otros países desarrollados lograban mantener su competitividad internacional con una inflación y unos incrementos salariales moderados y constantes, propios de economías maduras.

Sin embargo, el panorama mundial ha cambiado drásticamente debido al fin de la pandemia de coronavirus, que ha reactivado la actividad económica, y la guerra que ha disparado los precios de los recursos. Ante este escenario, otros países desarrollados han adoptado políticas de altas tasas de interés y aumentos salariales para contener la inflación desbocada.

Japón, en cambio, se ha quedado atrás en su transición de la deflación a la inflación. A pesar del alza de los costes de las materias primas, la demanda interna sigue débil y no se pueden aplicar políticas de altas tasas de interés. Además, los salarios apenas han subido y se teme que se produzca una estanflación. Por si fuera poco, la política monetaria restrictiva de otros países, especialmente Estados Unidos, ha provocado una apreciación del dólar y el descenso del yen.

En octubre de 2011, el yen japonés alcanzó su máximo histórico frente al dólar estadounidense, cotizando a 75 yenes por dólar. Sin embargo, en octubre de 2023, se ha depreciado hasta los 149 yenes por dólar. Este cambio refleja el estado de la economía japonesa, que se evalúa a través del mercado de divisas.

Además en la década de 1980, la apreciación del yen tuvo un impacto negativo en la industria nacional, ya que muchas empresas se vieron obligadas a trasladar sus fábricas al extranjero para reducir costes. Por otro lado, se suele pensar que Japón es una economía dependiente de las exportaciones, que importa recursos naturales y exporta productos manufacturados como automóviles o electrodomésticos. Sin embargo, la realidad es que entre el 70% y el 80% de los productos industriales que se producen en Japón se destinan al consumo interno. Por lo tanto, la economía japonesa se basa principalmente en la demanda interna. Esto implica que el efecto de la depreciación del yen sobre el crecimiento económico es muy limitado, ya que no estimula significativamente las exportaciones ni el consumo.

La economía japonesa se enfrenta a una grave crisis de competitividad internacional. Mientras que en otros países los precios y los salarios son altos, en Japón son bajos y siguen cayendo. Esta situación se hace evidente al comparar el costo de vida en diferentes lugares. Por ejemplo, cuando estuve en el aeropuerto de Haneda, pude cenar con 7 dólares por persona, mientras que en París tuve que pagar 20 dólares por un almuerzo. Además, el salario mínimo japonés es de unos 6,50 dólares por hora, muy inferior al de los países occidentales, que ronda los 10 o 13 dólares. Por si fuera poco, el gobierno japonés ha subido los impuestos, lo que reduce aún más el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Una de las consecuencias de la deflación y la debilidad del yen es que Japón se expone al riesgo de que otros países con monedas más fuertes compren sus activos y negocios. Esto ya está ocurriendo con algunos multimillonarios y empresas chinas y asiáticas que se hacen con propiedades de lujo en Tokio, islas remotas en Okinawa o empresas turísticas en crisis.

Japón experimenta ahora el efecto contrario al de los años 80, cuando las empresas japonesas adquirieron empresas y bienes raíces en Estados Unidos y otros países durante la burbuja económica, por ejemplo, Sony adquirió Columbia Pictures Entertainment de Estados Unidos y Mitsubishi adquirió el Rockefeller Center de Nueva York.

  • Aumento de los precios de los destinos turísticos nacionales

El capital extranjero está invirtiendo cada vez más en regiones turísticas de Japón, aprovechando el debilitamiento de la economía nacional. Un ejemplo de esto es la aldea de Niseko en Hokkaido, al norte del país, donde se están desarrollando estaciones de esquí de lujo para atraer a clientes adinerados. Niseko es famoso por su nieve en polvo, ideal para practicar el esquí, y empezó a ganar popularidad entre los turistas australianos en los años 1990. Desde 2003, se ha transformado en un centro turístico de primer nivel, con 1,5 millones de visitantes al año.

Sin embargo, este desarrollo tiene un impacto negativo en el nivel de vida de la zona. Los hoteles, restaurantes y tiendas de conveniencia ofrecen productos y servicios caros, dirigidos a un público exclusivo. Hasta se pueden encontrar botellas de Dom Perignon en las tiendas generales. Los turistas extranjeros gastan mucho más que el japonés medio, lo que hace que los precios suban. Esto puede dificultar el acceso de los japoneses a sus propios destinos turísticos nacionales.

Hace una década, tuve la oportunidad de conocer Mombasa, una ciudad costera y turística de Kenia. Durante los tres días que estuve allí, me llamó la atención el contraste entre los turistas extranjeros y los locales. Mientras que nosotros podíamos viajar con solo $100 dólares, la mayoría de los kenianos apenas ganaban entre $ 5 y 6 dólares al día, por eso, no se veían locales en el hotel o restaurante donde comíamos.

Niseko es el pionero en este tipo de turismo de lujo, pero si el capital extranjero sigue entrando en las regiones turísticas de Japón, el desarrollo de complejos turísticos puede encarecer los precios y crear una brecha entre los visitantes locales y los foráneos.

Viaje por Niseko

参考文献 – 2035 10年後のニッポン ホリエモンの予測大全 / 堀江貴文


2 respuestas a “¿La economía japonesa se hundirá en 2035?: una visión del empresario japonés “Horiemon” 2.0”

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