A pesar de la creencia común de que Japón está perdiendo población, la realidad es que hoy en día cuenta con más de 120 millones de habitantes. Esta cifra lo posiciona como el duodécimo país más poblado del mundo, superando a todos los países desarrollados excepto a Estados Unidos. Además, Japón alberga 12 ciudades con poblaciones que exceden el millón de personas, incluyendo los 23 distritos de Tokio.
Con una población tan numerosa, no es sorprendente que el número absoluto de delitos sea alto, incluyendo los delitos menores. Sin embargo, si consideramos la proporción de delitos en relación con la población total, el índice es relativamente bajo. Llegando a considerarlo como uno de los países más seguros.
Por ejemplo, una amiga que vive en Hiroshima, una ciudad con 1.2 millones de habitantes, puede subir fotos de ella caminando sola por una calle solitaria durante la noche. Asimismo, es común ver en zonas urbanas, a estudiantes de primaria regresando a sus casas sin compañía.
Estas escenas tan cotidianas sorprenden a mi esposa colombiana, quien no puede evitar pensar que tales situaciones serían impensables en su país. La baja incidencia de delitos ha generado una percepción de seguridad tan arraigada que a menudo se dice que en Japón, tanto el agua como la seguridad parecen ser gratuitas, una situación que nos hace valorar la paz que disfrutamos.
Aunque existen muchos factores que favorecen la tranquilidad y seguridad en Japón, hoy me gustaría contarles sobre el sistema policial, principalmente las “KOBAN” que juega un papel importante en el mantenimiento de orden público.
La estructura policial de Japón se organiza en varios niveles.
Primero, La Agencia Nacional de Policía (ANP), bajo la jurisdicción del Gobierno Japonés, es la entidad máxima que comanda y supervisa a los agentes de policía en todo el país. Esta agencia se divide en seis organizaciones regionales: Tohoku, Kanto, Chubu, Kinki, Chugoku-Shikoku y Kyushu, cada una con sus propias comisarías de policía distritales.
A nivel prefectural, se establecen jefaturas de policía que gestionan los incidentes en su área de responsabilidad. Luego, dentro de cada municipio, se encuentra las estaciones de policía que sirve a los distritos locales, donde se instalan las “KOBAN”.

En estas, los agentes están de servicio en turnos continuos de 24 horas y el tamaño de una KOBAN varía según el distrito, con la más grande en Tokio, que cuenta con aproximadamente 70 agentes. En áreas menos pobladas, como las zonas rurales, se las llama “Chuzaisho”, donde un agente de policía puede vivir solo o con su familia en la “KOBAN”. Es muy común que en las “KOBAN” con poco personal se dejen en la puerta carteles de ausencia, mientras el policía hace patrullaje.
Este sistema con más de 100 años, nació en Japón en el periodo Meiji (1874), cuando se empezaba a impulsar su modernización. A lo largo de todos estos años, este sistema ha experimentado numerosas mejoras hasta alcanzar su configuración actual.
Una de las característica más importantes es su enfoque a pequeña escala, lo que implica ciertas limitaciones para abordar un volumen elevado de delitos concurrentes. Sin embargo, la presencia regular de agentes de policía patrullando zonas cotidianas se ha demostrado como un factor disuasivo significativo, contribuyendo así a una prevención del delito.
En la rápida urbanización que siguió a la Segunda Guerra Mundial, Japón enfrentó el temor a un posible incremento delictivo. Sin embargo, contra todo pronóstico, la tasa de criminalidad se mantuvo estable. Este fenómeno elevó la reputación de la seguridad japonesa a nivel internacional, ganando reconocimiento y popularidad. A diferencia de otros países con comisarías centralizadas, Japón destacó por su red de sucursales policiales locales, más pequeñas y distribuidas estratégicamente.
Durante la década de 1970, Singapur enfrentó un incremento en la tasa de criminalidad, un desafío que surgió con el rápido desarrollo de nuevas áreas urbanas. En un trabajo colaborativo con la policía japonesa, Singapur implementó el sistema de “KOBAN”, logrando una impresionante reducción del 50% de los delitos en tan solo cinco años.
Este sistema no solo tuvo éxito en Singapur, sino que también se adoptó en otras partes del mundo, incluyendo Manhattan en Nueva York, Waikiki en Hawái, así como en varios países de Asia y América Latina, entre ellos Costa Rica, Guatemala y Brasil. Es notable el caso de Sao Paulo, donde, tras la implementación de este sistema, se observó una disminución del 20% en la tasa de homicidios en el transcurso de una década.
En el pueblo donde vivo, también hay una “KOBAN”. Un día, para mi sorpresa, encontré un carro de la policía estacionado frente a mi casa. Inicialmente, me invadieron los peores pensamiento, pero resultó ser un joven y amable oficial, recién trasladado al área, que estaba visitando las casas para presentarse. Nos entregó su tarjeta y nos aseguró que, en caso de necesitar asistencia, no dudáramos en contactarlo.
En otra ocasión, tras un accidente de tráfico cerca de mi hogar, la respuesta de la policía fue inmediata, llegando en minutos después de mi llamada al 110. Además, una noche, al volver del trabajo, me encontré con un anciano sentado en la barandilla de un puente cercano. Sin dudarlo, llamé al 110 y, a pesar de ser más de la medianoche, la policía arribó en quince minutos para prestar ayuda. Estos incidentes me han hecho reflexionar sobre cómo la seguridad no solo depende del sistema en sí, sino también del compromiso y la calidad humana de los agentes.
Por lo tanto, si te encuentras viajando por Japón y tienes un problema, te animo a hacer uso de las estaciones “KOBAN” sin dudarlo. A pesar de sus posibles fallos, son un recurso valioso que refleja el compromiso de la policía japonesa con la seguridad y el bienestar de la comunidad y visitantes.
参考文献:
CBC web CBC MAGAZINE 世界が認めた街の治安を守るシステム「交番(KOBAN)」は日本で生まれた https://hicbc.com/magazine/article/?id=news-ronsetsu-post-2228
警察庁ホームページ 警察のしくみhttps://www.npa.go.jp/about/overview/sikumi.html