Por la salida a la luz el problema social de la iglesia de la unificación (Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial), se pudo conocer la relación entre la política y la religión. Pero no se queda solo en eso, últimamente se está hablando en los medios el problema de los hijos de los creyentes de esta iglesia, los hijos criados bajo la fe de los padres.
En una conferencia de prensa, algunos de ellos han confesado su sufrimiento por ser hijos de padres creyentes, entre los problemas que más resaltan es la ofrenda excesiva y la imposición de la fe.
Este no es solo un problema de las sectas en las que vemos que hay reglas excesivas, incluso en las religiones tradicionales y nuevas, también existe el problema de la imposición de la fe a los hijos, porque los hijos no pueden elegir por su propia voluntad y tarde o temprano llegan al punto de cuestionarse si quieren o no seguir la fe. Además, no pueden decidir fácilmente sin pensar en la relación con su familia.
Me gustaría presentarles el caso del escritor Atsushi Manabe que ha crecido en una familia de la religión japonesa Tenrikyo. Desde que él era niño sus padres y familiares lo han educado bajo esa enseñanza
Tenrikyo fue fundada en 1838 por una mujer, Miki Nakayama, ama de casa de una familia de agricultores y budista. El centro de la fe señalado por Dios Oyagami (también llamado Tenri-Oo-No-Mikoto) a Miki Nakayama, es un lugar sagrado donde sucedió la creación de la humanidad.
En este lugar llamado Yiba, se encuentra en la sede principal en la ciudad de Tenri, en la prefectura de Nara en Japón. Se supone que Dios ha creado a los humanos para compartir la vida plena de alegría y felicidad, además a través de la fundadora Miki Nakayama ha enseñado esa verdad y señalado el camino para ser feliz.
Según el objetivo de Tenrikyo es que todas las personas en el mundo puedan vivir felices ayudándose mutuamente. También se tiene la creencia que el alma de la fundadora está en el santuario construido en la sede y está cuidándonos. Ahora la religión tiene cerca de dos millones de creyentes entre Japón y otros 80 países.
A pesar de que Tenrikyo es una religión conocida relativamente en Japón y no obliga a nadie a pertenecer, ciertamente algunos creyentes también caen en la coerción de la fe hacia los hijos.
El escritor Atsushi Manabe dice que tiene tres principales problemas:
- Para conseguir una buena relación entre padres e hijos, los hijos deben seguir obligatoriamente la fe, aunque no tengan la creencia.
- Los hijos no se consideran como personas individuales dentro de la familia, por lo tanto, no se respeta el derecho a decidir su creencia.
- A causa de que la Organización religiosa y la comunidad están mezclados, para los creyentes de Tenrikyo no existe otros tipos de comunidades. Así que, si niega la fe puede estar aislado.
Manabe cuenta que cuando tenía 7 u 8 años comenzó en él la duda sobre la enseñanza de Tenrikyo porque el concepto o reconocimiento de muerte entre esta religión y lo que él ha aprendido son muy diferentes. Aunque en Tenrikyo la muerte se piensa como “comenzar de nuevo”, es decir tiene la idea de reencarnación, él ha visto la muerte de muchos insectos y no podía observar que “renacían”, solo aprendió que existe un fin en todo el universo. Así que no podía creer la idea de reencarnación, ni la existencia de Dios.
Con este razonamiento, él le ha preguntado a su tío (creyente ferviente) y le ha contado sus ideas, pero solo recibió un gran regaño por tener dudas sobre la enseñanza. Por esta experiencia entendió que es prohibido tener alguna duda contra la enseñanza.
Cada vez que asistía a las actividades y ceremonias, era un sufrimiento para él. Que los hijos participen en las ceremonias es una obligación fundamental, realmente ellos no tienen elección ni voluntad.
“Negar la fe” es “rebeldía hacia los padres”, así que él podía imaginar que si se negaba sus familiares le dirían que es un hijo problemático, o como su tío, lo regañarían hasta que cambie su idea. En esa época no tenía internet ni ninguna persona para consultar todas sus ideas, por lo tanto, era ateo en secreto y realizaba las actividades religiosas con mucha melancolía.
El segundo problema, los hijos no tienen libertad de creencia. Mientras viven junto a sus padres, ellos dan por hecho que los hijos ya son creyentes. Básicamente no respetan su voluntad en la asistencia de las ceremonias, solo la familia está unida para seguir la creencia. Si los hijos la tienen pueden estar muy felices; sin embargo, si no la tienen pueden estar muy incomodos y tristes.
Él no odiaba la religión ni a su familia, solamente no le gustaba que le obligaran a creer algo que no sentía.
Finalmente, por último, por mezclarse la organización religiosa y la comunidad, los hijos no tienen ningún lugar para resguardarse. Menos mal que él pudo ir a la universidad en otra prefectura y pudo relacionarse con otras personas, aunque sus padres no lo comprendían.
Sin embargo, los hijos que no pueden encontrar otra comunidad, tienen que aislarse. Es triste porque los padres deben ser sus aliados en cualquier momento, pero por sus decisiones contra la fe pueden convertirse en sus enemigos.
En cuanto más cerrada sea la comunidad, salir de ella tendrá más riesgo de aislamiento y sufrir por su identidad.
Aunque la enseñanza de Tenrikyo no tiene ninguna obligación excesiva o escondida, ciertamente en la familia existe la coerción de la fe, la asistencia a actividades y ceremonias sin su intención.
Se puede decir que se está descuidando el derecho a sus propios hijos sobre la decisión de creencia y fe. Tenemos que entender que afecta psicológicamente a los niños en el grupo familiar.
Desde mi experiencia como hijo de una familia de Tenrikyo, puedo decir que acepto y respeto la enseñanza, sus actividades y ceremonias, también he crecido bajo la moral y ética de la enseñanza y me gusta.
Pero, realmente he visto como creyentes cercanos regañaban o asustaban a otros: “si piensan dejar la fe, pueden tener enfermedades o malas situaciones, además que los hijos de los creyentes deben seguir la creencia!”. Si no lo siguen, pueden ser hijos problemáticos o mala persona entre ellos. Es muy difícil tener una buena relación entre ellos si no se tiene la creencia, obviamente ellos no pudieron separar la fe y el amor.
Yo creo que al menos tenemos que permitir y respetar cada decisión personal, sin asustar o criticar si no se tiene la fe o creencia. Los padres debemos tener la tolerancia para recibir o permitir las decisiones de nuestros hijos, debemos construir un lugar libre donde se pueda consultar o confesar sus pensamientos e inquietudes porque la familia es el único hogar para los hijos.
La referencia: 宗教2世の私が悩み苦しみ抜いた末に悟ったこと https://toyokeizai.net/articles/-/618789?page=3
3 respuestas a “El conflicto de los hijos de creyentes de religiones: el caso de la religión japonesa Tenrikyo”
Wow, 👏👏👏👏👏
Me gustó muchísimo este artículo 🔥
Me encantó poder tener esa perspectiva de un tema que siento cercano pero desde la perspectiva de otra religión diferente al catolicismo (que de impone de maneras agresivas en la mayoría de las familias latinas) y poder entenderlo y comprender varias cosas desde tu perspectiva tan objetiva y sincera
Hola! Jean Pierre!
Muchas gracias por leer.
Es un problema común de varias religiones.
He escrito una presentación del problema.
👍
[…] El conflicto de los hijos de creyentes de religiones: el caso de la religión japonesa Tenrikyo […]